Guayaba dulce de Taiwan tiene un gran mercado nacional.

Las guayabas producidas de variedades mejoradas, se caracterizan por su suavidad al masticarlas, su dulzura y sabor en general delicioso y su alto contenido de vitaminas y minerales, de gran importancia para el funcionamiento del organismo humano. Las variedades de guayabas introducidas desde Taiwan son: “Tailandia” o “Taiwan 1”,” Cristal” o “Taiwan 2” y la “Perla” o “Taiwan 3”. Estas variedades se desarrollan con toda normalidad en toda la geografía nacional.

La guayaba se desarrolla bien en todo tipo de suelo, desde los arcillosos hasta los terrenos bien sueltos como los arenosos. Se obtiene mejor desarrollo y productividad en los suelos franco-arcillosos, con buena proporción de materia orgánica y un P H ligeramente acido, próximo a la neutralidad de 6.0 a 7.0. La guayaba puede desarrollarse en P H bastante acido, desde 4.3 hasta los 8.0 es decir hasta un suelo bastante alcalino. 

Es una fruta tropical,  es decir que desde el Sur de Bolivia (zona fronteriza con Argentina), hasta la ciudad de México (capital de la nación mexicana), se puede desarrollar y producir con calidad y buena productividad. También en la zona sub-tropical de la gran nación mexicana (al Norte de la ciudad de México, hasta la frontera con los E. U.), se desarrolla bastante bien. Prefiere para su buen desarrollo y producción, que los suelos estén situados desde 0 metros sobre el nivel del mar hasta los 800 metros sobre el nivel del mar. Algunos investigadores están de acuerdo de que la guayaba se desarrolla bien, hasta los 1,800 metros sobre el nivel del mar. Requiere una pluviometría (caída de lluvia) de 1,000 mms. a 1,800mms., bien distribuida durante todo el año.

Aunque la guayaba se propaga por semillas, por estacas, por acodos aéreos, etc., la forma correcta de propagación en los cultivos comerciales es por injertos. El injerto asegura la uniformidad de los frutos, ya que no hay la posibilidad de cruzamientos. Además una gran ventaja de las plantas injertadas, es que el sistema radicular que posee, es de guayaba criolla, las cuales tiene una gran profusión de raíces, con gran resistencia a las condiciones inapropiadas del suelo. Esa es la razón del porque se recomienda el uso de guayaba criolla como patrón, a la cual se les injerta con yemas de las variedades de guayabas taiwanesas citadas. En la Estación Experimental y Demostrativa de Villa González, el Ministerio de Agricultura dispone de cientos y miles de plantas de frutales (incluyendo: guayabas, cajuiles solimán, carambola, aguacate, pitahaya, anon, ponceret, etc.), para proporcionársela a buenos precios a los productores agrícolas. Además si el agricultor lo desea, los técnicos de la Estación de Frutales, les enseñan a realizar los injertos en los diferentes frutales y también les proporcionan el material vegetativo para la realización de dichos injertos.

La siembra de la guayaba debe hacerse a la distancia de 4 metros entre hileras por 4 metros entre plantas. Otro método que se puede utilizar es el de 5 metros entre plantas por 5 metros entre hileras, sembrando luego una planta en el centro de cada 4 plantas, lo que se denomina “quincunce” o “tres bolillos”. El sistema de “tres bolillos” conviene aplicarlo en terrenos jaldeados o de laderas, para contrarrestar la erosión. También cuando las maquinarias que se van a utilizar en los cuidados culturales y en la cosecha, permitan esa distancia. El hoyo para cada planta debe tener una medida de 0.40 m de ancho por 0.40 m de largo por 0.40 m de profundidad. Se puede hacer a mano con palas de corte o pico, y también utilizando la toma de fuerza de un tractor a la cual se les instala un equipo, el cual hace el hoyo en unos segundos. Antes de sembrar la guayaba, se les coloca unas 3-4 onzas de abono químico de la formula 15- 15- 15 (esto en caso de no tener los resultados del análisis químico de suelo). Además junto al abono químico es bueno agregarle 2-3 libras de estiércol de animales o 2-3 onzas de humus de lombriz.

El siguiente cuidado cultural que se debe hacer en la plantación de guayabas, es la poda. Cuando las plantas alcancen la altura de 1 metro a 1.5 metros, se practica la poda de formación. Consiste esta poda, en cortar la planta a la altura de 0.5 metro dejándole 4 a 5 ramas. A partir de esta altura, se formara la copa del arbusto, permitiendo de esta manera mantener las plantas por debajo de 1.5 metros de altura, a través de la eliminación de las ramas verticales y de las podas periódicas. El otro tipo de poda recomendable, es la denominada poda de producción. Los técnicos dominicanos y taiwaneses que trabajan tanto en la Estación de Frutales de Villa González, Santiago, como también los que trabajan en la Estación de Frutales de Bani, les darán todas las informaciones sobre la poda de la guayaba, como de las demás técnicas que se deben aplicar en una plantación comercial de guayaba, como también de otros cultivos frutales. 


En cuanto a las plagas, una de la más importante es la “mosca de la fruta”. Para evitar los daños de esta plaga, se deben colocar fundas parafinadas a los frutos, desde que están pequeños, además se deben utilizar trampas con feromonas, para atrapar a la mayor cantidad posibles de los machos y evitar de esta manera, la fertilización de las moscas hembras. Otras plagas muy comunes en los frutales y otros cultivos, son las cochinillas y los afidos. Estos insectos además de chupar la savia de las plantas, favorecen la introducción de enfermedades virales y bacterianas y también fungosas, como por ejemplo la fumagina, la cual les da un aspecto muy negativo a las frutas y a la parte foliar infectada.

Los ácaros también ocasionan daños a la plantación de guayabas. Estos deben controlarse con productos específicos para su control, como son los denominados acaricidas. Las plantas de guayabas injertadas, comienzan a producir frutos desde los 10 meses de sembradas. El primer año una planta puede producir 100 frutos, cada año se va incrementando la producción hasta obtener 500 frutos por planta en el 5to. Año. 

Esa producción se logra mantener en esa cantidad, hasta el final de la plantación. Cuando se observa que la plantación ha llegado al final de su vida útil comercialmente, se practica la poda de rejuvenecimiento lográndose reiniciar de nuevo la productividad.