La población rural dominicana, compuesta por el 30% de la población total del país, necesita de Instituciones que trabajen por el desarrollo de éste amplio sector nacional. Esta alta población (3 millones de habitantes) necesita de soluciones a los eternos problemas que padece. Desde la caída de la tiranía de Trujillo, se ha trabajado en la solución de la falta de caminos vecinales, la falta de salud, de educación, mala distribución de las tierras, baja productividad de los cultivos, falta de viviendas y viviendas inadecuadas, falta de agua potable, deforestación, falta de canales de riego, etc..
Se ha trabajado, pero de manera informal por ONG y por Instituciones que han desaparecido del ámbito rural, e Instituciones que realizan su trabajo, pero no se preocupan por el bienestar que realmente debe llegar a los campesinos.
Se requiere, para que la zona rural no quede marginada al desarrollo que se observa en las zonas urbanas del país, de un Programa de Desarrollo que contemple proporcionarle a la población rural, todas las facilidades para mejorar su calidad de vida. Con solamente reactivar el Programa Nacional de Extensión Agrícola, con su filosofía y sus métodos de trabajos y devolviéndole su autonomía parcial ó creando un Instituto Nacional de Desarrollo Rural, se podría afirmar que la población rural se integraría al proceso de desarrollo en el que está involucrado todo el país.
Iniciar y continuar con un programa de desarrollo rural a nivel nacional no es tarea fácil. En el 1962 se inició en el país el Servicio Nacional de Extensión Agrícola y tres años después (1965) todavía faltaban provincias por inaugurar oficinas de esa Institución. El trabajo que realizaba era propiamente el de desarrollo rural, tenía relación con la solución de todos los problemas que en ese momento afectaba a la población rural. Con amplia participación de los afectados, los técnicos extensionistas se limitaban a estimular y orientar (educar) a los pobladores rurales, hacia la solución de la problemática que les afectaba.
Países desarrollados como: E. U., España , Taiwán, Puerto Rico, Suiza, Israel, Corea del Sur, Italia, etc., mantienen esos programas vigentes, aunque han logrado resolver toda la problemática que existía, cuando fueron puestos en ejecución. Como bien se sabe, cuando se supera una situación nacen nuevos problemas, para los cuales se requieren nuevas técnicas, nuevas modalidades para solucionarlos. Además en esos países utilizan esos programas de desarrollo, para estimular a la juventud rural a decidirse por ocupaciones dentro del conglomerado ocupacional agropecuario y forestal. Algunos de esos programas funcionan en la zona rural y también en la zona urbana, por ejemplo el Programa de Educación Agrícola. Este Programa detecta a temprana edad del estudiante, su inclinación natural ó vocación hacia un determinado trabajo u ocupación. Aquellos estudiantes que manifiestan su inclinación hacia el sector agropecuario y forestal, reciben en su educación primaria y secundaria, todas las enseñanzas necesarias para desenvolverse bien como productores agrícolas. En caso que quieran seguir estudios universitarios, lo harán conscientes de que esa es su verdadera vocación y serán profesionales eficientes y sobre todo trabajarán con entusiasmo, porque lo que están haciendo, es lo que realmente les gustan hacer.
Los técnicos (Ing. Agrónomos, Agrónomos, graduados en Economía Doméstica, Trabajadores Sociales, Médicos Veterinarios, etc.) que trabajan en programas de desarrollo rural, son los mejores pagados del sector. Esto se debe a la trascendencia del trabajo que realizan y a la intensidad y laboriosidad con que efectúan sus actividades educativas. Los técnicos que trabajan en programas de desarrollo prácticamente no tienen horarios, trabajan durante el día, también lo hacen por las noches y los fines de semanas. Las reuniones, cursos cortos, demostraciones de métodos, películas educativas, organización de asociaciones, cooperativas, etc., tienen mayor asistencia cuando se programan por las noches y los fines de semanas.
Los programas de desarrollo rural, requieren una fuerte inversión de parte del Gobierno, principalmente en la empleomanía y en recursos para demostraciones y transporte. Una vez comienzan a desarrollarse las comunidades rurales, la participación de empresarios y personas adineradas, se hace muy notoria y es un apoyo material y moral que estimula grandemente a los técnicos involucrados en esa actividad desarrollista.
En los últimos años se han creado varias Secretaría de Estado, que responden a sectores importantes de nuestro país, cabría preguntarse ¿La población rural requiere de una Institución que se preocupe por orientar su desarrollo? También otros se preguntarán ¿Y la Secretaría de Estado de Agricultura no es la indicada para realizar esa labor?
La Secretaría de Estado de Agricultura tiene como misión, según lo que hemos asimilado en todos estos años, de que el país produzca toda la alimentación que demanda la población dominicana. Para una población de un crecimiento exagerado como la nuestra, que en los años 60 era de apenas 3 millones de habitantes y que ahora a finales del 2009 se redondea en los 10 millones, podríamos aceptar que las autoridades del sector agropecuario han cumplido con su responsabilidad. Alrededor del 90% de los alimentos que consume la población, son producidos en el país.
El reto que debemos enfrentar y que se ha dejado a un lado por muchos años, es el de crearle un ambiente favorable al desarrollo, a todos los dominicanos que viven en la zona rural. Con la creación de un Departamento ó Instituto con cierta autonomía, que funcione dentro de la Secretaría de Estado de Agricultura, por ahora sería suficiente. Pero si se le quiere dar mayor carácter e importancia, se crearía una Institución a nivel de Secretaría de Estado, la cual incidiría con mayor peso y efectividad, en todas las actividades tendentes a lograr el desarrollo y bienestar de toda la ruralía nacional.
Se ha trabajado, pero de manera informal por ONG y por Instituciones que han desaparecido del ámbito rural, e Instituciones que realizan su trabajo, pero no se preocupan por el bienestar que realmente debe llegar a los campesinos.
Se requiere, para que la zona rural no quede marginada al desarrollo que se observa en las zonas urbanas del país, de un Programa de Desarrollo que contemple proporcionarle a la población rural, todas las facilidades para mejorar su calidad de vida. Con solamente reactivar el Programa Nacional de Extensión Agrícola, con su filosofía y sus métodos de trabajos y devolviéndole su autonomía parcial ó creando un Instituto Nacional de Desarrollo Rural, se podría afirmar que la población rural se integraría al proceso de desarrollo en el que está involucrado todo el país.
Iniciar y continuar con un programa de desarrollo rural a nivel nacional no es tarea fácil. En el 1962 se inició en el país el Servicio Nacional de Extensión Agrícola y tres años después (1965) todavía faltaban provincias por inaugurar oficinas de esa Institución. El trabajo que realizaba era propiamente el de desarrollo rural, tenía relación con la solución de todos los problemas que en ese momento afectaba a la población rural. Con amplia participación de los afectados, los técnicos extensionistas se limitaban a estimular y orientar (educar) a los pobladores rurales, hacia la solución de la problemática que les afectaba.
Países desarrollados como: E. U., España , Taiwán, Puerto Rico, Suiza, Israel, Corea del Sur, Italia, etc., mantienen esos programas vigentes, aunque han logrado resolver toda la problemática que existía, cuando fueron puestos en ejecución. Como bien se sabe, cuando se supera una situación nacen nuevos problemas, para los cuales se requieren nuevas técnicas, nuevas modalidades para solucionarlos. Además en esos países utilizan esos programas de desarrollo, para estimular a la juventud rural a decidirse por ocupaciones dentro del conglomerado ocupacional agropecuario y forestal. Algunos de esos programas funcionan en la zona rural y también en la zona urbana, por ejemplo el Programa de Educación Agrícola. Este Programa detecta a temprana edad del estudiante, su inclinación natural ó vocación hacia un determinado trabajo u ocupación. Aquellos estudiantes que manifiestan su inclinación hacia el sector agropecuario y forestal, reciben en su educación primaria y secundaria, todas las enseñanzas necesarias para desenvolverse bien como productores agrícolas. En caso que quieran seguir estudios universitarios, lo harán conscientes de que esa es su verdadera vocación y serán profesionales eficientes y sobre todo trabajarán con entusiasmo, porque lo que están haciendo, es lo que realmente les gustan hacer.
Los técnicos (Ing. Agrónomos, Agrónomos, graduados en Economía Doméstica, Trabajadores Sociales, Médicos Veterinarios, etc.) que trabajan en programas de desarrollo rural, son los mejores pagados del sector. Esto se debe a la trascendencia del trabajo que realizan y a la intensidad y laboriosidad con que efectúan sus actividades educativas. Los técnicos que trabajan en programas de desarrollo prácticamente no tienen horarios, trabajan durante el día, también lo hacen por las noches y los fines de semanas. Las reuniones, cursos cortos, demostraciones de métodos, películas educativas, organización de asociaciones, cooperativas, etc., tienen mayor asistencia cuando se programan por las noches y los fines de semanas.
Los programas de desarrollo rural, requieren una fuerte inversión de parte del Gobierno, principalmente en la empleomanía y en recursos para demostraciones y transporte. Una vez comienzan a desarrollarse las comunidades rurales, la participación de empresarios y personas adineradas, se hace muy notoria y es un apoyo material y moral que estimula grandemente a los técnicos involucrados en esa actividad desarrollista.
En los últimos años se han creado varias Secretaría de Estado, que responden a sectores importantes de nuestro país, cabría preguntarse ¿La población rural requiere de una Institución que se preocupe por orientar su desarrollo? También otros se preguntarán ¿Y la Secretaría de Estado de Agricultura no es la indicada para realizar esa labor?
La Secretaría de Estado de Agricultura tiene como misión, según lo que hemos asimilado en todos estos años, de que el país produzca toda la alimentación que demanda la población dominicana. Para una población de un crecimiento exagerado como la nuestra, que en los años 60 era de apenas 3 millones de habitantes y que ahora a finales del 2009 se redondea en los 10 millones, podríamos aceptar que las autoridades del sector agropecuario han cumplido con su responsabilidad. Alrededor del 90% de los alimentos que consume la población, son producidos en el país.
El reto que debemos enfrentar y que se ha dejado a un lado por muchos años, es el de crearle un ambiente favorable al desarrollo, a todos los dominicanos que viven en la zona rural. Con la creación de un Departamento ó Instituto con cierta autonomía, que funcione dentro de la Secretaría de Estado de Agricultura, por ahora sería suficiente. Pero si se le quiere dar mayor carácter e importancia, se crearía una Institución a nivel de Secretaría de Estado, la cual incidiría con mayor peso y efectividad, en todas las actividades tendentes a lograr el desarrollo y bienestar de toda la ruralía nacional.
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