Llevar tecnología al campo, lo cual no se hace en el país de una manera intensa y bien programada, no es llevar desarrollo, aunque ésta sea aplicada y sus efectos positivos se reflejen en la producción. Un verdadero programa de desarrollo tiene mayor amplitud, se preocupa por preparar técnicamente a los productores pero al mismo tiempo, le aplica igual intensidad al componente social (salud, educación, vivienda, nutrición, ingresos, seguridad social, cooperativismo, etc.) al componente cultural (tradiciones, normas, hábitos, creencias, ritos religiosos, etc.). Un programa de desarrollo no debe contemplar el donar bienes materiales, como por ejemplo: vivienda, vestuario, alimentos, semillas, fertilizantes, etc., a menos que la situación imperante en la zona sea muy paupérrima, o que esa zona haya sido víctima de una catástrofe natural.
Las donaciones son muy peligrosas, porque crean hábitos negativos en los productores y en toda la población acostumbrada a que le proporcionen lo necesario para producir. Se debe implantar un programa de desarrollo basado en las condiciones específicas de cada comunidad rural, para lo cual los técnicos implicados en esa labor, deben tener el conocimiento teórico y práctico sobre las investigaciones de índole social, cultural y económica que deben efectuarse, antes de iniciar las actividades desarrollistas. El técnico seleccionado para trabajar en éste programa debe reunir varias condiciones, entre las mas importantes están: capacidad técnica, vocación para éste tipo de trabajo, dispuesto a trabajar por las noches y los fines de semanas, conocimientos andragógicos y pedagógicos, empatía con la problemática rural, habituarse a las condiciones precarias que presenta la ruralía, paciencia y comprensión para una población con muchas deficiencias en casi todos los aspectos, etc..
Como es lógico, el sueldo de los técnicos que trabajen en un programa con éstas características, debe ser muy superior al de cualquier otro técnico de otros programas. Yo diría que debe duplicar a los sueldos que se aplican en otras áreas del sector rural.
Con toda propiedad se sostiene ésta afirmación, porque el técnico en desarrollo rural además de llevar tecnología al productor, se preocupa por organizarlos en asociaciones de arroceros, de citricultores, de productores de aguacates, de mangos, de piña, de productores de pollos, de gallinas, de cerdos, etc.. Además conjuntamente con el componente del mejoramiento del hogar, se preocupa en convencer al productor de que parte de las ganancias debe invertirlas en mejorar y ampliar su hogar, mejorar la nutrición de él y su familia, mejorar la educación de todos los miembros de su familia, mejorar la salud, instalación de energía eléctrica y agua potable, etc..
El técnico que trabaja con la juventud se preocupa por desarrollar proyectos existosos en: horticultura, fruticultura, crianza de diferentes especies de animales domésticos, cultivos agronómicos, etc.. En la parte recreativa organiza equipos de base ball, basquet ball, bolly ball, etc., con estos equipos se inician campeonatos en diferentes disciplinas con equipos locales y de otras comunidades rurales. El joven rural tendrá siempre un ambiente de mucha actividad, donde se combine lo educativo, lo social, económico y cultural. Con la juventud femenina y con las amas de casa, se trabaja en todo lo relacionado al hogar, por ejemplo costura, bordado, preparación de diferentes platos económicos y nutritivos, salud, higiene, nutrición humana, y también el componente recreativo, deportivo, la realización de proyectos económicos y de índole social y cultural.
Alguien podría pensar que lo que estamos señalando, lo cual solo es una parte de la gran diversidad de actividades, podría ser irrealizable. Le aseguro que esto y mas, se realizaba en el país desde el año 1962 hasta el 1967 y los logros alcanzados en esos 5 años eran expectaculares. Se conocía éste programa con el nombre de Servicio Nacional de Extensión Agrícola, y cubría toda la geografía nacional, incluyendo las zonas suburbanas y barrios marginales de los pueblos y ciudades del país.
Lo importante en éste momento, es crear el personal que se requiere para iniciar y continuar con éxitos un programa de éste tipo. Sugerimos que las Universidades y sobre todo la Universidad del Estado (UASD), inicien la carrera de Ingeniero en Desarrollo Rural. En ésta carrera se evaluaría primero la inclinación vocacional hacia éste tipo de trabajo del futuro profesional y luego a través de un pensum elaborado con la finalidad de capacitar bien para la futura misión del educando, se elevaría aún mas el nivel de vocación hacia el trabajo de desarrollo rural. Para asegurar la permanencia de un programa de éste tipo, se requiere de además de un personal bien capacitado y con vocación hacia ésta labor, que la Institución goce de autonomía y de un buen presupuesto.
De no lograrse lo primero, el programa no resistiría los triunfos de los partidos políticos, los cuales llevarían a sus activistas a ocupar funciones en éste programa, que tanto énfasis ha puesto en la selección apropiada de su personal. Lo del presupuesto, es vital tener suficiente recursos para poder desarrollar todas las actividades que conlleva un programa de éste tipo, el cual en pocos años cambiará la situación imperante en la ruralía dominicana, llevando al habitante de ésta zona las perpectivas de un futuro mas promisorio.
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